El presidente Javier Milei hizo sus primeras declaraciones públicas luego de vetar los aumentos a las jubilaciones y la Emergencia en Discapacidad.
Lo hizo en el evento de la Fundación Faro realizado este lunes en el Yacht Club de Puerto Madero. “El apoyo social hace sostenible nuestras reformas en el tiempo”, sostuvo.
La actividad fue organizada por la fundación dirigida por el divulgador de extrema derecha Agustín Laje. También estuvieron la secretaria de la Presidencia, Karina Milei, y los ministros de Economía, Luis Caputo, y de Defensa, Luis Petri. El jefe de Estado encabezó el discurso de cierre.
“Los que hoy reclaman por las jubilaciones son los mismos que, en su momento, las vetaron y decían que se estaba declarando la quiebra al Estado”, señaló Milei. Se refirió a la decisión tomada por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2010, respecto a la ley del 82% móvil que ese año sancionó el Congreso.
Este lunes, el presidente emitió el decreto 534/2025. De esta manera derogó el aumento del 7,2% a los haberes previsionales aprobado recientemente por diputados y senadores. “Dejaron la jubilación en 80 dólares y hoy está en 230 dólares”, afirmó Milei. También defendió el nivel de los salarios: “Había salarios de 300 dólares y ahora son de 1100 dólares”. A agregó que “si fuera cierto que la gente no llega a fin de mes”, la calle “tendría que estar llena de cadáveres”.
Llamativamente, en otro pasaje de su discurso, el Presidente reconoció que “es mucho más fácil destruir que construir”. “Construir requiere mucho tiempo. Por eso el esfuerzo de construir tiene que ser sostenido en el tiempo”, continuó. Manifestó que los proyectos del Gobierno libertario podrían demorar décadas en concretarse. “No nos vamos a convertir en un país desarrollado de un día para el otro. Los procesos de convergencia pueden durar 30, 35 o 40 años”, indicó.
Insultos
Más adelante, luego de haberse referido a los empresarios, sindicalistas y periodistas como “empresaurios”, “sindigarcas” y “perisobres”, el Presidente sostuvo que tomó nota sobre los cuestionamientos que recibe por los insultos que profiere contra sus adversarios políticos o críticos. Sin embargo, consideró que se trata de una “dictadura de las formas” y prometió: “Vamos a usar las formas que les gusta para dejar en evidencia que son una cáscara vacía”.En la misma búsqueda, rectificó el sentido en el que utiliza el calificativo de “parásitos mentales” que dirige a los opositores. “Aclaro que cuando hablo de parásitos mentales no me refiero a personas. Las personas son víctimas de estas ideas alojadas en un cerebro a fuerza de décadas de adoctrinamiento colectivista”, aseguró. Luego continuó: “El punto es que, una vez que las ideas —estos parásitos mentales— cuanto más toman esa cabeza, el problema es que los convierten en zombis, es decir, los convierten en una secta, que es básicamente lo que son: la secta kuka”.